Digamos que estás en un restaurante y pides un gran postre lleno de helados y chocolate.
Después de unas cucharadas, te das cuenta que no quieres comer más, que está satisfecho, y que si continúas,probablemente te dolerá el estómago.
Si te lo comes, porque ya lo ordenaste y tendrás que pagarlo, entonces tomas decisiones económicas con un sesgo.
Y si eres capaz de no comerlo, significa que tienes la capacidad de asumir y desprenderte de ese «costo hundido».
Fuente: bbc.com
Así mismo sucede con nuestra economía. Abrimos un negocio, que día a día nos da perdidas y no decidimos cerrarlo sino hasta cuando las pérdidas son realmente grandes.